sábado, 4 de enero de 2014

Invierno con Reyes Magos

El invierno llega espléndido. Apenas entra, las cigüeñas llegan a los vistosos nidos de los chopos del prado bajo. Los días ponen un minuto más de luz. Perséfone desciende con Hades y, en unión, atizan el fuego, que encendemos en el salón desnudo del edificio en obras en el quinto piso, con vistas a la niebla flotante de las montañas, en la hora del bocadillo. Allí, mientras asamos tiras de torrezno en una malla de alambre sobrante, hablamos del sueño desconcertante que Juan ha tenido esta noche, de los ojos que miraron a Roberto cuando ayer por la tarde estaban tomando unas cervezas en los bares del tubo, del sueldo que podremos cobrar este mes. Y allí, ultimando el vaso de vino con el cigarro de la satisfacción, leemos a Hölderlin:

El Invierno

Cuando sin ser vistas pasaron las estampas
del tiempo, viene la estancia del invierno;
vacío el campo, semeja la apariencia más suave,
huracanes soplan en torno y turbiones de lluvia.

Como un día de reposo, tal es el fin del año,
como el son de una pregunta; para que sea aquél perfecto
entonces surge la nueva inminencia de la primavera;
así brilla consu fausto la naturaleza en la tierra.
[Es traducción de Luis Cernuda para Cruz y Raya, 1935].

5 comentarios:

  1. Aprovechando el tema, os recomiendo la novela Regalo de Reyes.
    ¡Que se porten muy bien con todos vosotros!

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  2. Extrañas palabras preceden al poema. Un piso deshabitado, una hoguera en medio del forjado, un sueño inquietante, esos ojos misteriosos (¿los ojos verdes?). Duro ambiente para los RRMM de Oriente. Pero las cigüeñas llegan como un regalo.

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