viernes, 15 de marzo de 2013

Frío a la Intemperie

Por circunstancias diversas, esta vez no he podido atender a la primera de las recomendaciones prácticas del ensayista y filósofo R. W. Emerson sobre lecturas: «Nunca leas un libro que no tenga un año o más» (La tercera, que también suelo seguir, es «No leas nada que no te guste», o, como escribiera Shakespeare: «No hay beneficio si no hay placer»). Y –lo que resulta más infiel– me he saltado a la torera mi (única) regla de oro: no leer un superventas hasta transcurridos diez años. ¡La de cantidad de tiempo que me revierte!

Pero, en esta ocasión, he leído Intemperie, de Jesús Carrasco, novela prima que desde mediados del pasado año está en candelero de la crítica literaria y, como caja de resonancia, del periodismo. Es sus crónicas y comentarios se resaltan las virtudes del libro –que las tiene–: ritmo, arquetipos, tránsito iniciático en los personajes, valiosas imágenes, maneras poéticas de desenvolverse, integración del paisaje… Y todo ello sustentado en la prosa y en el vocabulario inusual que expande por sus páginas. Como debe ser la literatura.

Hasta aquí todo sobre ruedas. Lo que ocurre es que me ha costado lo mío el terminar algunas páginas, el llegar al final de algunos pasajes sin saltarme unos cuantos párrafos. Tanta precisión hace farragosa la lectura. Incluso diría que es innecesario semejante detallismo o ensimismamiento –pero ello no es a mí a quien corresponde decidirlo–, pues se nos antoja un ejercicio de redacción. Ello me ha llevado a un estadio de desorientación, al no coincidir con las opiniones oficiosas (del oficio). Y en este punto he de agradecer la existencia de bitácoras en las que aparecen reseñadas y comentadas obras por parte de quienes empleamos buena parte de nuestro tiempo en leer, sin más. Por ello, agradezco a Isabel o a Iván –entre otras varias personas– sus opiniones sobre esta nominada obra, ya que hemos experimentado parecidas sensaciones.

Por otro lado, sobre el vocabulario, considero que es una obligación de quien escribe el apoyarse en él y preocuparse de su cultivo. En el caso que nos ocupa, no me ha resultado tan impactante como se indica en otros lugares, tal vez porque soy de pueblo y conozco la mayoría de los términos utilizados.

Lo dicho: hay literatura, pero espera fluidez. ¡Ánimo!

3 comentarios:

  1. Me apunto la regla aquella de "nunca leas un libro que no tenga 1 año o más", es fantástica. Pero tampoco te culpes por saltártela, por una vez no pasa nada :) Además ¿qué sería de una rotunda regla sin su esporádica excepción?
    Me gusta Intemperie que recave en las tradiciones del campo y el pastoreo pero estoy contigo, a veces resulta un poco lento. Un beso

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  2. ¡Hola, Mere! Me alegro de que coincidamos. Además, también me alegro de haberme saltado la regla. Ha merecido la pena leerlo y, además, esta tarde viene el autor a Burgos y asistiré a su charla.

    Besos.

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  3. Bueno, nueva estrella literaria. Nos alegramos. Hombre, lo del vocabulario es un síntoma de cuidado y amor por el idioma, que se pierde. Sobre todo el de los pueblos, que perdemos.

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